El alto costo medioambiental de la actividad económica

|

La actividad económica mundial ha tenido un impacto devastador en el medio ambiente. A medida que las industrias se expanden…

La actividad económica mundial ha tenido un impacto devastador en el medio ambiente. A medida que las industrias se expanden y la demanda de recursos naturales aumenta, el planeta enfrenta niveles sin precedentes de degradación ambiental.

La industria de los combustibles fósiles, que incluye petróleo, gas y carbón, es una de las principales causas de la contaminación del aire, el cambio climático y la destrucción de hábitats. Según el informe de 2020 de la Agencia Internacional de Energía, las emisiones de CO2 de la industria de los combustibles fósiles alcanzaron los 33 gigatoneladas. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que la quema de carbón es responsable de aproximadamente el 40 por ciento de las emisiones globales de dióxido de carbono.

La agricultura industrial y la ganadería intensiva son responsables de la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la contaminación del agua. Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que la agricultura es responsable del 70 por ciento del consumo mundial de agua dulce y del 30 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero. La industria de la moda rápida, o fast fashion, también contribuye significativamente a la contaminación del agua y genera enormes cantidades de residuos. Según un informe de la Fundación Ellen MacArthur, la industria de la moda produce el 10 por ciento de las emisiones globales de carbono y es responsable del 20 por ciento del desperdicio total de agua industrial.

La tala de bosques para obtener madera y crear tierras agrícolas es una de las mayores amenazas para los ecosistemas forestales. Cada año se pierden alrededor de 10 millones de hectáreas de bosques, un área equivalente al tamaño de Islandia, según el informe de la FAO de 2020 sobre el estado de los bosques del mundo.

El último pulmón del planeta

La selva amazónica, conocida como el pulmón del planeta, ha sido gravemente afectada por la deforestación y la minería. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, la deforestación en la Amazonía brasileña aumentó en un 30 por ciento en 2020, alcanzando su nivel más alto en 12 años. En el sudeste asiático, la región enfrenta una rápida deforestación para el cultivo de palma de aceite y la extracción de madera. Indonesia y Malasia, que son los mayores productores de aceite de palma, han perdido vastas áreas de bosques tropicales, afectando gravemente la biodiversidad, indica el World Resources Institute. En África Subsahariana, la minería y la expansión agrícola han llevado a una considerable degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad. Un informe del Banco Mundial de 2020 señala que más del 65 por ciento de las tierras agrícolas en África Subsahariana están degradadas.

Las actividades industriales y agrícolas contribuyen al calentamiento global, lo que resulta en eventos climáticos extremos como huracanes, sequías e inundaciones. La ONU advierte que si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan al ritmo actual, las temperaturas globales podrían aumentar hasta 3 grados Celsius para finales de siglo. La destrucción de hábitats naturales ha llevado a una acelerada tasa de extinción de especies. El informe de 2019 de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) estima que un millón de especies están en riesgo de extinción debido a actividades humanas.

Las industrias vierten desechos tóxicos en ríos y océanos, afectando la vida marina y las comunidades humanas. Según la ONU, más del 80 por ciento de las aguas residuales del mundo se vierten sin tratamiento adecuado, contaminando cuerpos de agua vitales.

La economista ambiental Pavan Sukhdev, en su libro Corporation 2020, destaca que las empresas deben asumir la responsabilidad de sus impactos ambientales y cambiar hacia modelos de negocio más sostenibles. “La economía verde no es solo una opción, sino una necesidad urgente para la supervivencia de nuestro planeta”. Mientras Christiana Figueres, exsecretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, menciona que necesitamos una transición rápida y masiva hacia energías renovables para mitigar los peores efectos del cambio climático. “Cada año de inacción nos acerca más a un punto de no retorno”.